Reina Mala: 3. Tratado sobre la soberbia

Los muy sabios consejos de una Reina Mala

3. Tratado sobre la soberbia

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Más fácil es escribir contra la soberbia que vencerla.

La soberbia es un don, no un pecado y, las Reinas Malas tenemos el don de la soberbia.

¿Por qué alguien podría decir que la soberbia está mal?

Es muy sencillo; las esclavas y otras pendejitas no tienen nada de que sentirse orgullosas o superiores, al contrario están llenas de carencias, miedos e inseguridades.

Por eso la religión de los pobres y las fracasadas incita a que se castigue la soberbia. En algún momento existió una Reina Mala muy inteligente, que decidió crear un gran séquito de esclavas y plebeyas de una manera brillante ¿Cómo? Las hizo sentirse menos tristes, las hizo pensar que ser unas perdedoras, lloroncitas y tristes estaba bien y que tendrían que aceptar su destino divino . Las hizo creer que estaba bien ser pobres, no luchar y dejarle todo a la fe. La fe es para criadas. Gran estrategia; decirle a una esclava que algún día (si se portaba bien con la Reina y seguía sus reglas) iría al cielo, donde nos sufriría más, donde no sería paupérrima, donde nunca más tendría miedo, donde podría encontrar por fin la felicidad, todo a cambio de un sencillo intercambio; el cielo por la obediencia.

 

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¿Qué si soy soberbia?

Bueno, obvio . ¿Por qué? ¿Qué no se dan cuenta? En el mundo existe un orden, un orden que no inventé yo, ni que yo decidí. La vida me ha dado el don de la soberbia y sería muy feo y de gente tonta no usar tus dones.

No voy a mentirles; tengo una idea muy alta de mi misma, tengo enormes expectativas. Y si, tengo una valoración propia muy por encima de los demás. Lo digo de una manera objetiva, quizá si las esclavas gatas hubieran tenido el don de la soberbia no serían esclavas o pordioseras, entonces su rol en el mundo sería distinto. Entonces yo no sería la mala de la historia. Estoy harta/encantada de ese estigma. ¿Pueden odiarme por mi don de la arrogancia? Again; yo no tengo la culpa.

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Yo no envidió los dones de las esclavas. No envidió su don de trabajo o sus genes de provincianas cargadoras. Yo no envidio su don de supervivencia. Yo no envidio su don de servicio o su don de sumisión. Al contrario me alegra MUCHO que los tengan. Es ahí donde reside mi odio principal por las esclavas buenas; son unas envidiosas.

 

¿Qué si mi orgullo no surge de causas nobles o grandes virtudes?

AGAIN. El orgullo es altamente apreciado, por gente con más de dos neuronas. Este orgullo es mi fuente, que se concreta con mi necesidad y deber de ser la preferida del mundo. Soy la Reina Mala, el Universo lo decidió así, no se trata de la satisfacción de mi propia vanidad, se trata de cumplir con la voluntad de lo que es natural. Finalmente nuestra única obligación en el mundo es cubrir con nuestro potencial, y si me potencial es ser Reina Mala pues lo haré, nadie podrá detenerme.

La soberbia está mal entendida. La soberbia es una virtud elevada, de humanos superiores que conduce a una honestidad absoluta consigo mismo, lo cuál me hace una Reina justa, yo no sería capaz de tener algún sentimiento deshonesto. La soberbia es un acto valiente de superación constante, y ¿saben que? Siempre voy a ser soberbia, no pienso ocultar mis dones ante nadie y mucho menos sentirme mal por esclavas tontas chillonas.

Estoy decidida a controlar el mundo.

Estoy decidida a hacer todo lo que esté en mis manos para tenerlo todo.

Tiemblen esclavas, La Reina Mala está de regreso.

Siempre suya.

Reina Mala

 

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Reina Mala: 2. Reina Mala; SOLA

Los muy sabios consejos de una Reina Mala

2. Reina Mala; SOLA

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 It is strange to be known so universally and yet be so lonely.

Albert Einstein.

 

Hace unas noches me encontré con Esclava Buena en un bar. Como siempre; toda sudada y chapeada, tomando unos tragos corrientes de pobre y bailando reggetón con sus amiguitas al ritmo del esclavo. Obvio; cuando llegué al bar  la multitud le bajó  a su excitación colectiva y me rindieron pleitecía. Bueno, todos menos la puta igualada de Esclava Buena. Ella seguía bailando como prostituta en brama justo en medio de la pista.  Pasé junto a ella y le regalé la mirada de desprecio que se merecía, como respuesta,  la zorra en éxtasis me saludó gritando, como si fuéramos vecinas en su barrio: ¡AY HOLA  MI REINA MALA! (¿Mi Reina Mala?  ¿Really?) Puta madre con la desubicación de la gente. Después de unos confusos segundos llegué a dos conclusiones:

 A) Esclava Buena, la trepadora, quería colgarse de mi fama  pretendiendo que somos íntimas.

B) Esclava Buena en su perversidad quería demostrarme que no me tenía ni un poco de respeto.

Tomé aire y con ojos de odio seguí mi camino.

Ya en mi trono, esperé las reverencias e hipocrecías de las cortezanas , plebeyas y esclavas,  esperé , esperé y seguí esperando.  ¿Qué estaba pasando? ¿Dónde estaba mi pueblo?  Comprendí que todos estaban embobados con el showcito que estaba dando Esclava Buena, pinche borracha, ya estaba enseñando la tanga. Tenía que recuperar la fidelidad de mi gente y solamente había una manera de hacerlo.

Le pedí al mesero un vaso lleno de grenetina roja y dos hielitos, pasé por la pista, muy cerquita de Esclava Buena y sin querer me empujó:

Reina Mala: Pinche gorda calma tu furor uterino por 10 minutos ¿no? Digo, en lo que paso por aquí.

Esclava Buena: Ay mi Reina te empujé sin querer guapa.

Reina Mala: ¿Mi Reina? Porfa no te me acerques mucho, hueles a campesina sudada. Mírate, estás toda en brama.

Esclava Buena: No te pases Reina Mala, bájale porfa, no te hice nada.

Reina Mala: ¿Perdón? , ¡bájale tú, perra! (Le aventé el chupe en la cara y Esclava Buena empezó a llorar en mala copa)

 Esclava Buena: ¡Te odio! ¡¿Por qué siempre me haces llorar?!  ¡¿Yo qué te hice?!

Reina Mala: ¡Mustia! Me empujaste gatita. Como siempre, no te das cuenta que tus acciones traen consecuencias, no te das cuenta que todos se estaban riendo de cómo mueves las carnes, ni de cómo salpicas de sudor a todos cuando haces tus piruetas ¡cochina!  Te sugiero que vayas a rehab por que claramente tienes un problemita con el alcohol.

Esclava Buena: ¡Te odio! (intentó pegarme)

Reina Mala: ¿Eso es todo lo que traes? ¡Vas perra!

Esclava Buena: ¿Sabes qué Reina? Eres una culera y por eso siempre vas a estar ¡SOLA! Nadie te quiere. Nadie confía en ti. Nadie te va a querer nunca. Nunca vas a tener novio. ¡Nunca vas a ser feliz! ¡Eres SOLA! (se fue corriendo)

Todos se callaron. ¿Cómo es posible que la nueva Maria la del Barrio me dijera SOLA? ¿es neta?

Me ardí cabrón. Aventé a una de sus amigordas y regresé a mi trono.

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Durante varios días estuve pensando en lo que dijo Esclava Buena. ¿En realidad yo era una SOLA? , pues si, un poco. Lo primero que pensé fue “yo no quiero ser SOLA” pero ¿era cierto? En realidad NO.

Por ejemplo, Esclava Buena ha luchado toda su triste vida por no ser sola, por construir amistades lindas (que en realidad son una basura), en ser bonita por dentro para que la gente quiera estar a su lado (a la de ahuevo), en tener un novio “perfecto” , casarse, dejar de ser pobre, tener hijitos  superados, un labrador y tarjetas de crédito hasta el pito.

Esas cosas son de esclavas, de tontas que tienen una idea del mundo preconcebido, una idea muy falsa y muy pendeja. ¿Por qué? Porque Esclava Buena en el fondo sabe que toda su vida será una mentira, que sus amigordas le tendrán envidia por siempre, que  aunque trate de siempre ser buena y misericordiosa, nunca podrá quitar el odio de su alma y un día va a explotar y querrá  hacer el mal, que su novio perfecto va a fantasear con Reinas Malas, y regalarse a su “mejor amiga”, que sus hijos serán perdedores gorditos con mala genética  y que su labrador se va a morir. Ese es justo mi problema con Esclava Buena, es FAKE, que tonta es Esclava Buena, vive en una fantasía y se la quiero romper. PUNTO.

Me doy cuenta que una Reina Mala no busca tener una vida tan de hueva como lo es una “familia feliz”, ni millones de amigos falsos. Las Reinas Malas somos histriónicas y dramáticas. Nos gusta brillar, tener el control. Tenemos amores tempestuosos y con fecha de caducidad, ¿Por qué? Por que en realidad somos egoístas, y ¿saben qué amigas y freenemies? Deberían de aceptar que en el fondo todas somos así. Las Reinas somos narcisas. Disfuncionales. Preciosas. Y lo más importante de todo; somos REALES. Por eso siempre seremos  solas, ¿quién puede aguantar la realidad y seguir adelante? ¿quién quiere eso? ¿quién tiene tanta fuerza? Nosotras no lucharemos contra nuestra naturaleza, naturaleza de Reina Mala; siempre sola.

Recuerda amiga y frenemie que la soledad es la única amiga de una Reina Mala, ella nos entiende, nunca cuestionará todo aquello que hacemos y pensamos muy acertadamente.  Así que, la próxima vez que se sientan SOLAS, no lloren ni hagan dramitas de perdedora, salgan y demuéstrenle a esas pendejitas que la soledad es su aliada.

Como conclusión: por primera vez le doy la razón a Esclava Buena; soy SOLA porque así nací. Porque así son las cosas y lo acepto. Porque es mi esencia y no voy a luchar en contra de lo que realmente soy: la perfecta Reina Mala. Pero… eso no quiere decir que le voy a permitir a Esclava Buena decirme mis verdades, no señor, yo me puedo decir sola pero ella yo. Esta me la va a pagar.

Siempre tuya…

Reina Mala 

@HotGeorgieShow

REINA MALA: 0.Introducción

Los muy sabios consejos de una Reina Mala
0. Introducción

REINA MALA

Prefiero ser la Reina Mala que la Esclava Buena

Soy Reina Mala.
Estoy REALMENTE cansada de estos tiempos, tiempos en los que la bondad y la humildad están de moda y arrastran en sus ríos de dulzura a aquellas que no estamos hechas de caramelo. Estoy HARTA de la filosofía basura que busca la “iluminación” a través de los buenos actos y la compasión. Esa filosofía está hecha para perdedoras, inseguras y feas. Pero… ¿qué hay de mi? ¡Claro! Ahora yo soy la rechazada ¿no? ¿En qué puto momento las guapas nos convertimos en las neo-rechazadas? Busco y busco y no encuentro ese estúpido momento en que las “buenas” (por “buenas” entiéndase feas) tomaron el control; una mala jugada del tonto universo; una rebeldía en contra del orden natural de las cosas.

Cuando yo era pequeña y era Princesa Mala no pasaban estás cosas. Las Princesas éramos princesas y las esclavas esclavas. No nos mezclábamos. Ahora resulta que tengo que compartir mi reino con muchas y variadas feas por que la tendencia dice que “hay que compartir”. ME NIEGO. ¡No señor! ESTE REINO ES MIÓ ¿Por qué? Por que así es, por que así nací, por que soy muy bonita (y multi-talentosa).

Es por eso amigas y freenemies que me dispongo a escribir esta recopilación de mi muy sabios y acertados consejos, un grito desesperado, una lucha hasta el final. Únanse a mi, esto es la guerra…. Que tiemblen las buenas, que tiemblen las mustias, tiemblen pendejitas….me voy a vengar muy cabrón.

Siempre tuya….

Reina Mala

Lo mataron por joto

«Lo mataron por joto»; bueno eso dice el periódico de hoy.

En la fotografía, la sangre coagulada, las muelas regadas en el piso, la nariz en quien sabe donde y los moretones hacen que casi no reconozca su rostro, pero segurito es él. Le cortaron el cuello, por donde creo que escapó su espíritu, eso me lo imagino,. La Caribe tenía una alma bien grande.

La Caribe era bien buena. Siempre nos prestaba que si la peluca, que si los tacones, que si el relleno, todo lo que tuviera, lo aflojaba para las comadres; que éramos pocas y muy selectas. Todas siempre nos cuidábamos pero ninguna nos cuidaba más que la Caribe, que era más grande y pues  siempre nos daba sus consejos de madre, unas le hacíamos caso, otras la mandaban bien a la chingada. La Caribe era bien mocha y a veces metía a cualquier plática que si a la Virgen que si al Niño Dios que si al Papa Juan Pablo II, yo ni le creía pero como la quería mucho le seguía la corriente.

La Caribe era bien bonita, con su piel blanquita, bien suavecita y sin pelos. Ella era afortunada, no como la peluda de Milly que tiene que rasurarse hasta 3 veces al día y la pobrecita no puede estar en el bailongo después de las 2 de la mañana porque se le cae el hechizo, aunque ya en copas le vale y sólo se pone un chingo de Angel Face para cubrirse lo hombruna. Pero la Caribe no, la Caribe era la más mujer de todas, era bien finita. Eso si, no tenía mis caderas, pero se las ponía de hule espuma y ni quien se imaginara nada; además, nalgona si estaba, de chichis pues dependiendo el relleno. Ella siempre dijo que un día se iba a poner chichis; ni muy grandes ni muy chicas, decía que como las de Bibi Gaytán. Pero pues su deseo no se le hizo realidad, se murió sin chichis y sin dientes. Pobre de mi Caribe.

Le decían la Caribe porque dicen que era cubana pero ella siempre lo negaba, decía que ya se le había olvidado de donde era y que según ella era mexicana, pero que pues ya que importaba. Un día le revisamos todas sus cosas y no encontramos ni un pinche documento, ni una pinche foto, sólo puras pinches cartas de amor que nunca mandaba. La Yoli (que era de Acapulco), dice que no quería decir que era cubana por que la iban a regresar en chinga a su país, como yo ni sé de eso, mejor ni opino.

La Caribe siempre me quiso más a mí que a las otras y eso es porque yo le echaba un chingo de ganas al baile y al “playback”, y pues además no es por decir pero por algo me dicen la “Ojitos”, tengo los ojitos bien grandes, bien verdes y bien pestañudos; los heredé de mi abuelita la Juana. Y pues en este negocio los ojos te hacen la cara, la nariz te la deshace y yo tengo bonito todo, todo menos la entrepierna que me cuesta mucho trabajo esconder. También por eso quiero tanto a la pinche Caribe, ella me enseñó a hacerme mi primer candado, ay pero como dolía, ahorita ya ni lo siento.

La Yoli, que es bien bruja, me leyó la baraja española la semana pasada y me dijo dos cosas que me dieron harto miedo. Una que me iba a enamorar de un hombre extranjero y que su nombre empezaba con “W” y que él no me iba a querer y que sólo me iba a coger, prometerme un refri  y dejarme. Y luego que una persona muy cercana a mí iba a chupar faros, o sea morirse. A la Yoli si le creo, siempre la atina la muy canija, así que el sábado no salí al Butter para no encontrarme con ese extranjero y que no me enamorara, es mejor prevenir que lamentar. La Yoli le atinó a la muerte de Palomo y de Francis, así que me aguanté las ganas y no fui. Con el otro tema, el de la muertita, pues nunca sospeché que se tratara de la Caribe, yo pensé que seguro era mi comadre la Felina, porque ya está bien enferma de las drogas y ya van tres veces que tenemos que ir por ella casi muerta Siempre llega más jodida, le salía lo hombre y quería golpearnos,  entonces no me asusté tanto, ya me tenía harta esa pinche vieja. Pero de mi Caribe, ay eso si no se vale, ni lo vi venir.

Dios nos hace y nosotras nos juntamos, en la calle de Hamburgo, al principio, en una esquinita bien negra, luego nos valía madre y andábamos por todos lados, no somos machos pero somos muchas, así que si nos chiflan o nos molestan nos quitamos los tacones y a puro taconazo derribamos al enemigo. Una vez se nos pasó la mano con un pinche taxista que le agarró las “naylons” a la Shadow y que la Shadow se emputa y le da un bofetón y que el taxista se la regresa y que se arma, pero el pinche taxista sacó un bat y le dio un reverendo madrazo a la Shadow que la dejó tirada, así que la Caribe y las otras nos calentamos y llenas de valor le pusimos en su madre, sólo que la Felina no midió y le dio un taconazo en el ojo y cuando nos dimos cuenta  traía el ojo colgando del tacón, el señor se empezó a convulsionar, yo digo que se murió, pero pues quien sabe. También para que se mete con la Shadow. Mucha gente nos vio pero nadie dijo nada. Quizá porque nos cuida el Coreanito.

La Caribe, años atrás, hizo un pacto con el Coreanito. La Caribe prometió que ella y sus muchachas le iban a pasar un dinero mensualmente por cuidarlas de la policía, los pervertidos y los ladrones. La verdad es que el Coreanito es re-cochino y estoy segura que ese trato lo hicieron en el colchón de la Caribe, porque la verdad no les dábamos tanto al mes. Pero pues el Coreanito es muy respetado en la zona y  pues qué mejor. Estoy seguro que ya varias estaríamos bien muertas si no fuera por él, que se ha tenido que chingar a varios cabrones por pasados de lanza. Una vez un tipo abusó de mí y para que una puta  diga que abusaron de una, está cabrón. Fui y lo acusé con el Picachu que es el asistente del Coreanito y buscaron al cabrón y le hicieron lo mismo que él me hizo a mí. Sólo pues que él si se murió. Lo fueron a aventar por ahí, por Metepec, algo así.

Éramos bien felices, las cosas estaban bien, teníamos nuestros amores de verdad, nuestros amores de a “mentis” , nuestros clientes, nuestra casita, cada una tenía su cama y adoptamos un perrito que recogimos ahí en Génova. La verdad nos iba re-bien, sacábamos lo de la renta, lo del Coreanito y todavía nos alcanzaba para comer carne dos veces a la semana. Si nos iba muy chido, nos comprábamos cada una su botella de Poma Rosa para festejar. Siempre acabábamos chillando, bien pedas, por todo lo que no fuimos y que sabemos que nunca seremos. Pero hasta eso la Caribe nos tranquilizaba, nos decía que confiáramos en nuestra Santa Nefija cuidadora de las prostitutas y que ella nos sacaría de esto y que encontraríamos el buen camino, lo que hacíamos no estaba mal, era para tragar.

Todo estaba bien hasta que el Coreanito se peleó con el jefe de la policía. Y pues empezaron los pedos, los balazos y las venganzas. Se supone que los policías están para cuidar de una, de su integridad pero los muy hijos de puta son unos pinches abusivos y ahora querían que les diéramos dinero y que una que otra aflojara, así que la Caribe se puso necia y los mandó muy a la chingada. La Caribe fue a buscar al Coreanito y le dijo que si no se ponía de acuerdo con los pinches policías les iba a dar el dinero a ellos, que nosotras necesitábamos protección y que ella la iba a encontrar con quien fuese.

El Coreanito hasta eso era bien buen pedo, quería un chingo a la Caribe y es que la Caribe se lo fue ganando, le regalaba que un merengue, que una cagüamita, que un detalle, hasta que la quiso mucho. Eso y lo que yo digo: arreglaban sus negocios en el colchón de la Caribe.

Una noche estábamos ya bien cansadas quedamos de vernos en Florencia y Hamburgo, ya para irnos todas juntas a descansar. Vimos que pasó el Coreanito y su banda en su camioneta, iban en chinga. Escuchamos balazos y un montón de gritos. A una cuadra se habían echado a alguien. Huyeron. Seguimos caminando y nos topamos con los cadáveres del jefe de la policía y su compañero; el cabrón del Coreanito los había agujereado. A nosotras nos dio gusto, porque ya no nos pedirían más dinero, ni nos iban a manosear los muy puercos, pero la Caribe nos obligó a prender una veladora y rezar 5 padres nuestros por cada alma que se fue.

A las pocas horas llegaron los investigadores y nos llevaron a la comisaría para que dijéramos si habíamos visto algo ¿Por qué siempre nosotras teníamos que tener la puta culpa de todo?, no señor. No es justo que por ser puta siempre tengamos que cargar con todos los muertitos. No, no y no. Nos pusimos bien locas y dijimos que no habíamos visto ni madres y que esos pinches policías eran unos corruptos. Nos dejaron ir pero le advirtieron a la Caribe que se anduviera con mucho cuidado. Obviamente esos cabrones sabían que nos había pedido dinero, que los habíamos mandado a la chingada y entonces asumían que nosotros teníamos algo que ver con esa muerte. No sé si pensaban que fuimos nosotras o que fue el Coreanito, por que es bien sabido en el barrio que el Coreano es banda.

La Caribe fue a buscar al Coreano. Cuando se acercó al lugar notó que toda la comunidad de “chinos” estaba ahí, llorando y bebiendo. Se coló entre la gente y pudo observar al Coreano al fondo, muy borracho llorando sobre el cuerpo del Picachu. Los hijos de puta policías habían matado al Picachu. Se la mamaron. La Caribe se acercó hasta el Coreano y lo abrazó. El Coreano le dijo que por un rato nos fuéramos a la Merced, que ahí él tenía unos cuates que podrían cuidarnos, pero que ahora la cosa se iba a poner fea y que ya no podía responder por nosotras. La Caribe le dijo que no lo iba a abandonar ahora que nosotras le íbamos a ayudar y que nos vengaríamos de esos cabrones. Coreanito la abrazó. Ay la Caribe, más pendeja. ¿Cómo chingados íbamos a hacerle? ¿Con sus santitos? ¿Con tres aves marías?

Las cosas se pusieron feas, como había una guerra entre la mafia Coreana y los policías pues era una matadero brutal. Sangre y cordones de “no pasar” por todas partes. La Zona empezó a oler a podrido; a muerto. Empezaron las lluvias y eso empeoró todo, los clientes bajaron, tuvimos que vender algunas cosas y casi casi regalarnos por $300.00. Si esto seguía así íbamos a tener que irnos a otra zona y era empezar de cero y muchas ya estaban cansadas. Varios policías pasaban de noche junto a nosotras, no decían nada. Tuvimos que dejar al Toby que era nuestro perrito en Génova a ver si alguien se apiadaba de él.

La Shadow y la Felina ya se cogían a quien fuera, se metían sus chingaderas y sacaban baro de donde fuera. Pero una todavía siente asco y algo que me enseñó la Caribe es que una tiene que tener cuidado de perder el asco. Cuando una lo pierde, se pierde la razón y cualquier tipo de dignidad. Así que prefería comer una Maruchan y un mazapán que andarme cogiendo viejitos cochinos en el baño del Viena. Pero la Shadow y la Felina ya estaban bien perdidas y se agradece porque así luego nos daban que unas Sabritas, que una Pepsi.

El Coreanito desapareció. Y así pues ya estábamos en tierra de nadie. Abandonadas como puercas. Fueron días muy difíciles. Los clientes no venían por los rumores de la guerra entre los coreanos y los policías y luego la lluvia nunca ha sido buena amiga para una trasvesti. Si no te moja la peluca, te corre el maquillaje, si no te caes en un charco , se te rompe el tacón y así pues toda jodida nadie está dispuesto a subirte.

La Caribe nos pasaba clientes, pero no era lo mismo. Una necesita esa coquetería, ese no sé que, el que te da el conquistar al cliente. El ser puta es un arte, una tiene que convencer, que hacer sueños realidad, en nuestro caso, hacer magia, como maga desaparecer y aparecer cosas que el cliente quiera. Una tiene que ser hechicera y domadora, a la moda y saber tomar de todo, saber decir que si a todo, saber decir que no a veces y ser actriz: la mejor. ¡Que actrices de la tele o del cine ni que nada! una es una verdadera actriz. Quiero ver a cualquiera de esas pendejas que finjan como una cuando le están desgarrando hasta el alma. Una es profesional; una verdadera puta. Pero cuando a una la regentean o le hacen el favor ya no es lo mismo. Eres un hoyo… y vale madres si peinaste la peluca, te perfumaste o te pusiste tus mejores pestañas. Cuando sólo eres un hoyo, pierdes la magia, el encanto, esos clientes son los peores para mí. Pero para las huevonas y  fodongas como Felina y Shadow estaba mejor, ya ni el pito se esconden.

El miércoles fue cuando todo se puso peor. Nos cortaron el agua y el gas. Así que tuvimos que hablar con la Jollette, que era una compañerita que vivía a dos cuadras, para pedirle que nos dejara ir a bañarnos a su casa. La Jollette era bien ojete y nos dijo que sólo podían ir dos, así que fueron la Shadow y la Felina que eran las más usadas ese día. La Caribe nos dijo que pronto tendríamos que irnos a otro lugar, quizá el centro, Conscripto, La Merced, hasta Tepito quizá. Nos pusimos bien tristes, tan sólo imaginar irnos de nuestra Zona Rosa donde un día fuimos las reinas…todo por esos putos policías de mierda que siempre nos jodieron. Tocaron a la puerta, pensamos que eran las muchachas, pero no, eran 6 tipos armados buscando a la Caribe. Nos agarraron a las tres, a mí me pegaron dos patadas que me tiraron, a la Caribe la dieron un cachazo en la mera jeta y a la Yoli, que se puso más loca, la empezaron a ahogar en un balde de agua que teníamos para lavarnos el hocico. Cuando nos preguntaron por la Caribe, yo dije que había salido. La Caribe se quedó callada y entonces se putearon más a la Yoli, yo creo que pensaron que era ella. Dos tipos la cargaron, le arrancaron el mallón que traía y pues entendieron de que se trataba el negocio. Nos dijeron que si nos gustaba el pito nos iban a enseñar a que nos gustará más. Un tipo nos apuntaba con una pistola mientras los otros cinco golpeaban y violaban terriblemente a la Yoli. La Yoli al principio gritaba como loca, pero la hicieron callar. Había sangre por todas partes, no se cuanto tiempo duró, pero los malditos sacaron crack y mota y se prendieron más, hasta que la Yoli no aguantó más, parecía trapo. La orinaron. Creí que estaba muerta. Uno de los hijos de puta les dijo a los otros que faltaban dos. Se drogaron más y nos obligaron a drogarnos. De ahí la Caribe perdió el conocimiento, la madrearon en el suelo y fueron contra mí. Uno de los putos corruptos me dijo “tú hasta pareces de verdad, te voy a tratar bien bonito” y me dio un beso y luego me arrancó un pedazo del labio. No se si fueron las drogas pero no me dolió.

Cuando ya tenía a los seis policías encima, llegaron la Felina y la Shadow, que intentaron escapar cuando vieron la masacre, pero las alcanzaron y les tocó peor. Hasta que la Shadow preguntó que qué querían, hubo un silencio. Los hijos de puta habían olvidado a que habían venido. Uno contestó que venían por la Caribe, y la estúpida de Shadow se cagó de risa y les dijo: “Pues ahí la tienen es la que está ahí dormidita”. La mala leche de la Shadow había roto nuestra hermandad. Se llevaron a la Caribe. La Felina y yo agarramos a la Yoli y nos la llevamos a la clínica, pero ningún taxi quería ayudarnos. La Shadow se quedó ahí. La Yoli murió en la madrugada. En el hospital ni siquiera quisieron ayudarnos. La teníamos en el piso, mientras las enfermeras pasaban y rogábamos por ayuda. No nos hicieron caso, la Yoli se murió ahí. ¿Que podíamos hacer? No teníamos a donde ir. No podíamos regresar al cuarto. Teníamos que ir a buscar al Coreanito. Pero, ¿cómo íbamos a cargar a la Yoli? La tuvimos que dejar ahí, tirada, sola, con el alma desgarrada.

Llegamos a ver al Coreanito y primero nos lo negaron, luego cuando le dije al Ninja lo que había pasado nos dejó entrar. El Coreanito nos vio y ordenó a sus mujeres que nos limpiaran y sanaran mis heridas. Me dio algo de fumar y me dijo que le contara lo que había pasado. Recuerdo que mientras le contaba mi recuerdo era más preciso, la cara de los cabrones que nos violaron, que mataron a la Yoli. El sabor del cabrón que me arrancó el labio. Sus ojos. Su olor a hombre malo. El Coreanito sabía de quien se trataba, era el compadre del ex jefe de la policía que habían matado. De alguna manera sabían que la Caribe estaba involucrada con el Coreano y querían llegar a él. Nos dijo que él iría a buscar a la Caribe y que lo acompañáramos para que reconociéramos a esos weyes. Nos subieron a una camioneta y nos dieron una pistola a cada una, nos dijeron que nos chingáramos a quien tuviéramos que chingarnos.

Nos llevaron bien lejos, ahí por el aeropuerto, bien feo. La Felina y yo íbamos chille y chille. El Ninja y el Coreano hablaban en su idioma y gritaban y todo se hacía más loco. Llegamos a una vecindad donde había una fiesta, tocaban en vivo “La Cita”. Los hombres del Coreano entraron con sus metralletotas y toda la gente empezó a gritar, un hombre empezó a gritar: “¡Ya llegó el Corea!” y madres, empezó la balacera. Había fácil 30 muertitos. Mujeres, niños, viejitos siempre se ha sabido que los coreanos no son muy compasivos. Luego ya pasó el Coreano y luego nosotras, que pisábamos los cuerpos todavía calientes de toda esa gente que como nosotras no la debía ni la temía. Yo me di cuenta que había varios vivos haciéndose los muertos y con la pistola que me dio el Ninja me iba chingando a uno por uno. Primero no me importaba donde les daba, luego me gustaba darles donde les doliera más. Que chingaran su puta madre. La Felina me imitó. Ahí estábamos las dos entre muertos, sangre y fluidos matando a los que quedaban. Como gatas cazando a ratones escondidos en la solapas de las cortinas. Así no se nos iba a ir ni uno. El Coreano nos dijo que subiéramos, que los muchachos ya tenían a los cabrones. Subimos y ahí estaban amarrados los seis cabrones que nos habían chingado. El Coreano se acercó y le preguntó por la Caribe, se hicieron bien pendejos y dijeron que no sabían de que hablaba. Me acerqué al hombre que me arrancó parte del labio, le di un putazo con la pistola en la cabeza y luego vi restos de mi sangre en su barba, le pegué lo más fuerte que pude en todas partes que pude. Luego el Ninja me ayudó, me volví loca. Decidí hacerlo sentir un poco de lo que una siente, le metí la pistola en el culo y disparé. Me quede sentada en cuclillas mientras el Coreano, la Felina y los otros torturaban a cada uno para dar con la Caribe.

Mientras pasaban las horas las torturas eran cada vez mas cabronas. Desde explotarle los huevos a un cabrón con una bota, hasta atravesarlos enteritos con  un palo de escoba rasgado. Ya sólo quedaba uno. Vomité. Vomité de pensar en todo lo que había visto y también por la idea de no volver a ver a mi amiga Caribe. El último nos dijo que se habían llevado a la Caribe con los jefes y que hasta que la Caribe no dijera donde encontrar al Coreano no la iban a soltar. Subieron al federal a la camioneta y fuimos en busca de la Caribe. Estaba amaneciendo. El Coreano nos dijo que iríamos mañana. Nos dio dinero y nos dejó en el hotel Segovia. Dijo que descansáramos, que pasaría en unas horas para ir por la Caribe.

Nos metimos a bañar justo al amanecer. La sangre , la tierra y la muerte se nos escurría, las dos ahí en tina ya sin lágrimas, ya sin nada. Nos lavábamos y tallábamos sin parar, el agua nos quitaba el disfraz. Estábamos solas ahí, dos desconocidos, más reales que nunca. Dormimos un rato. Luego esperamos al Coreanito. Nunca llegó. Salimos del hotel cuando ya atardecía.

Fuimos a buscar a la Shadow, en el camino encontré el periódico que decía: “Lo mataron por joto”….#

Bueno bye…

Jacinta parte II

Benxa se quedó callado un momento, prendió un cigarrillo y continuó.

– Jacinta iba con prisa; con prisa loca. Empezaba a llover, sacó una mantilla de su bolso mientras marcaba el pavimento con esas piernas macizas. Caminó y yo, atras de ella, hasta un local a unas cuadras de La Opera.

– Y la perdiste de vista. Dije como para que ya se callará y tomará mas caña y nos fueramos a su apartamento y listo.

– No, ¡claro que no! , me paré frente a lugar tal, y, vi que se trataba de un tablado. Uno bastante bonito y fino, con meseros bien vestidos y mucho ajetreo. Ahora es un antro de mala muerte, pero en ese entonces lo visitaba la crema y nata de Madrid. Decidí entrar.

– ¿Y nadie te dijo nada?

– No pijin, nadie, supongo que creían que era parte del servicio o que se yo.

– ¿Y la encontraste?

– Al principio la busqué entre la gente, pero no la veía. Pero luego me di cuenta que ella no era parte de los asistentes. Ella era el espectáculo.

– ¿Era bailadora?

Era de todo. Cantaba y bailaba al ritmo de las grandes y otras mas grandes. Pero lo hacía mejor que todas. Cuando salía al escenario todos le guardaban respeto unos minutos; luego, empezaba la gran celebración, los gritos y los aplausos. Le aventaban flores y mucho piropeo. Los hombres la deseaban, las mujeres la envidiaban, pero todos los presentes querían algo de Jacinta; la grande. – Pijin era incontrolable, lo que yo sentía por esa mujer no era normal, mi cuerpo la necesitaba, la pedía a gritos con la piel de gallina; mantuve una erección por más de dos horas, uff que dolor de bolas. Benxa se llevó las manos al bulto y recordó.

– Ok. Me estaba incomodando (por razones obvias) ver al Benxa entre caliente y nostalgico, que mala combinación para mí, que me gustaba tanto.

– Regrese a mi casa y toda la noche estuve pensando en ella, con ese ajetreo del corazón; como la primera paja, con esos mismos nervios,como cuando sientes que los latidos te romperán el pecho, con ese sabor a prohibido. Me dolió la polla toda la semana.

– Supongo que así fue.

– Supones bien. Fue entonces cuando me dí cuenta que me había enamorado por primera vez, de eso y que el amor; el amor de verdad, duele un montón.

– Si, lo se Benxa.

– No niñato tu no lo sabes, eres muy joven.

– Pues ¿Cuantos años tenías tu cuando te enamoraste de Jacinta?

– Unos 20, supongo.

– Pues entonces si tengo edad para haberme enamorado.

– Ah si, perdone usted «señor». ¿Y te haz enamorado como yo?

– ¿Como tu? , nah.

– Bueno, vale. Los días siguientes fueron un martirio. Le rogaba a la virgen para que mi padre me mandará a entregarle el salmón y los cayos a La Jacinta. Pero nada. Ya no podía vivir así. Me moriría si no volvía a verla.

– ¿Y que pasó?

– Pues me robé un bacalao y unas ramas de olor y decidí ir a hacer una entrega.

– Jajajaja, estabas desesperado.

Más que desesperado; enfermo. Fui y toque a la puerta. Cual fue mi decepción que me abrió el marica ese que vive con la Jacinta. Pero no podía irme, así que le dije que mi padre le mandaba ese obsequio exclusivamente a Jacinta y que no se olvidara de nosotros. El maricón ese me sonrió y me dijo que seguramente Jacinta estaría muy agradecida y que le diera dos picos a su padre de su parte. Me dió un asco imaginarme al homosexual ese dandole dos picos a mi papá que salí por pies. Bueno para no hacerte la historia más larga, pasó lo mismo y lo mismo hasta que me dí cuenta que Jacinta solo estaba de noche.

– ¿Y como te diste cuenta?

– Pues por que me senté a esperarla afuera de tu edificio, en la banca donde tus amigos fuman porros, ahí la esperé días. Y me cuenta que solo salía cuando era ya de noche. Supongo que dormía todo el día por que estaba desvelada o algo así. Además como te conté antes, la única vez que vi a Jacinta fue cuando se me hizo tarde.

– Tiene sentido.

– Entonces gracias a mis plegarias mi padre me envío a dejar dos kilos de langostinos al número 23. Esperé hasta que fuese tarde, pero no mucho y me prepare para ver a Jacinta. Subí el ascensor , toqué la puerta y escuché una voz que me decía: «un segundo, ahora voy». Mi cuerpo latía completito. Fueron los segundos más largos. Jacinta abrió la puerta, sosteniéndose el vestido del pecho, me pidió que dejará el pedido en el frigo. En la cocina me dí cuenta que ese maricón con el que vive tiene problemas de alcohol, había botellas de tinto vacías por todas partes, ¡esos maricas, como toman! , Amm disculpa si digo maricas y la ostia pero de verdad que me molestan mogollón. Después  pasé a la sala y me quede helado viendo como se intentaba abrochar el segurillo de la espalda del vestido. Se dio cuenta que la veía y me dijo: «¡Alaaa! En vez de estar ahí de mirón ven y ayúdame coño» , me acerqué, se recogió la melena negra y se me puso de espaldas. Otra vez la polla me traiciono. No podía ni moverme. Pero recogí el vestido de su cintura y lo abroche despacito, su piel canela era como bronce puro. Se soltó la melena, se miró al espejo con esas pestañas enormes y me preguntó «¿Que tal? ¿Como me veo?» tartamudee, «uff» fue solo lo que me salió de la boca. «¿Uff?, ala muchacho» Me miró por un instante a los ojos y me descubrió, luego bajó la mirada y descubrió mi pantalon apunto de rasgarse. Me volvió a mirar, se rió con esos labios colorados y me dijo que el dinero estaba sobre la mesa.

– Bueno al menos te sonrió.

– Fue más que eso, me dio permiso con esa sonrisa de dedicarle todas mis fantasias. No solamente las sexuales, también fantaseaba en hacerle un hijo o comerme esos senos perfectos.

– Benxa estás hablando de lo mismo.

– No, una cosa es sexo, otra cosa, es , otra cosa.

– Bueno y  ¿entonces?.

– Pues tenía que verla de nuevo. Quizá lograría enamorarla. Fue entonces cuando empece a ahorrar, bueno realmente empece a robarle al viejo algunas pesetas para poder ir al «tablao» y que se fijará en mí, bueno que viera mas que un repartidor de marisquería sin un duro. Cuando tuve suficiente me puse mis mejores galas y le pedí al Juanjo que me acompañase.

– ¿Quien es Juanjo?

– Era, ya murió, era mi camarada, pero un día su gato; el taiger, lo atacó y murió.

– ¿Un gato lo mató?

– Bueno, no literalmente. Juanjo llego de noche, el gato no lo reconoció en la obscuridad, salto y al atacarlo, el pobre hijo de puta de Juanjo, que era un poco marica; se asusto y cayó por la ventana.

– Lo siento.

– Ese Taiger era un gato mala-leche, pero mucho muy, siempre estaba jodiendo. Bueno el Taiger las pagó todas.

– ¿Como?

– Pues la madre de Juanjo al darse cuenta de lo que había pasado ,antes de ir a recoger lo que quedaba de Juanjo, prendió el horno, agarró a Taiger por la cola y lo metió ahí, puso la escoba entre la puerta y la rendija y trabó el horno para que el gato no pudiese escapar. Luego fue a recoger el cuerpo de mi colega y a hacer todas las diligencias que tiene que hacer uno cuando se le muere otro. 

– ¿Y dejo al gato ahí?

– Si, y eso fue terrible, por que entre las prisas, el papeleo y el llanto, lo olvidó. Después de un rato Taiger ardió en llamas y con el, eñ piso, el piso de abajo y de más abajo, y en el de más abajo vivía Doña Casilda y ya estaba tan vieja la pobre que no pudo escapar y también murió. Entonces la policia descubrió la causa del incendio y se llevo a la madre de Juanjo presa, estuvo ahí varios meses, hasta que, el juez se apiado de ella, claro que, ella le contó que el Taiger había matado a Juanjo indirectamente y pues el juez se conmovió y la dejo salir.

– Bueno, menos mal.

– ¿En que estábamos?

– En que le pediste a Juanjo que te acompañara a ver a la Jacinta.

– Ah si, bueno vale, pues le dije que se vistiera a la altura, y así lo hizo. Cuando entramos al lugar la gente nos miraba como si fuéramos de otro planeta o gallegos. Un mesero se acercó y nos pregunto que si queríamos una mesa o preferíamos la barra, y pedimos la barra por que uno sabe como manejar la barra, una mesa es más difícil, no quería hacer algo mal, entonces me escondí y pedí dos tintos de la casa. Esperámos un rato y anunciaron a Jacinta; la grande. Y «bum» todo se me colapso, todo. Sentía las rodillas que me temblaban, le dije a Juanjo que ¿que le parecía mi mujer? y Juanjo contestó que le parecía un poco tosca, pero no le hice caso y me la imagine desnuda bailando y cantando zarzuelas.

– ¿Podríamos omitir todas tus fantasias sexuales de esta platica por favor Benxa? 

– Ah tío que va, pero si es normal, o que ¿tu no fantaseas con otros maricones?, !por favor¡, si ustedes sois peores.

Lo que no sabía Benza es que uno fantasea con maricones, pero mucho más con los que no lo son, a los «maricas» los puedes tener en cualquier golpe de suerte a los otros no, aunque quien sabe. Ojalá y si. 

– Bueno, bueno, sigue mi Benxa.

– Pues cuando terminó su primera canción todos aplaudían y gritaban. Y yo me animé y también lo hice. Lo malo es que cuando todos se callaron yo dí mi último grito, algo así como: !Pero que culazo! y en el silencio todos se me quedaron viendo; incluyendo a la Jacinta.

– Ley de Morphey.

– ¿Ley de quien? , bueno eso fue bueno y malo.

Continuará…..

Bueno bye

Jacinta parte I

Ella es Jacinta, y eso lo sé por que los del mercado de enfrente me lo han contado, bueno, tanto así como contado pues no; yo se los pregunté y  es que siempre es raro ver caminar a alguien con tanta enjundia por estas calles tan tranquilas del barrio de Salamanca, bueno eso y el vestido flamenco.

Doña Almudena que es la que vende la fruta (fruta que , por cierto, es la más rancia y agusanada de todo Madrid) me contó que la Jacinta ya es muy mayor. Quizá hasta mayor que ella, pero que sus tratos con el mismo demonio la mantuvieron regia por muchos años, pero pues ningún trato con el diablo es justo y  este le cobró a lo chino los últimos años, dejando a la pobre de Jacinta al borde de la locura. La interrumpió el carnicero que recién llegaba,cargaba a un cordero degollado que todavía expedía calor.

Majito esa Jacinta es una enferma, o algo peor que eso, ni siquiera deberías preguntar por esa quimera, es la de la mala suerte.

Filomena; la de las flores, les gritó que ya era suficiente que no había necesidad de envenenar a nadie y ya está. Dio dos chasquidos que regresaron a todo el mercado a sus deberes. Al parecer Jacinta tenía historia.

Benxa el hombre de la pescadería me dijo que la Almudena ya estaba vieja y que solamente lograría contarme lo que ella suponía, pero que quería decirme que nadie más que el sabía todo de la Jacinta, pero me dijo esto entre dientes, mientras me regalaba un manojo de perejil fresco. Le dije que me contara más de ella y me dijo: luego , luego muchacho, que las paredes oyen. Me fui con una charola de huevos frescos, tres naranjas de la Almudena, dos filetes de merluza y un ramo de perejil.

Pero pronto me olvidé de Jacinta , era uno de esos personajes eternos y arquetípicos de cada barrio, de la calle, de cada edificio, la mal vista, la mal querida, la puta, la mala, la injusta. La de siempre.

Una tarde al salir de mi edificio me topé con Benxa. El fumaba un cigarrillo con una pierna recargada en la pared. Me saludó y pude ver en sus ojos verdes algunas palabras que lo estaban ahogando, tenía que contarme algo. Recordé  que me había dicho algo acerca de la loca del piso 23, pero no creí que fuese eso. Había mucha necesidad en sus ojos como para hablar de una mujer mayor vestida de flamenco. Lo salude y me insistió a que fuéramos a la terraza de la calle continua por una caña, y pues a mí siempre me pareció tan atractivo el Benxa; su barba cerrada, sus ojos de agua estancada, sus brazos,su pelo necio. Acepté como para cumplir a medias mi sueño de tener algo con el, y digo a medias por que sabía que Benxa no era marica, pero podía imaginarme mil cosas y pues ir a tomar una caña con el podría ser un buen inicio a mis fantasias. Nos sentamos en la terraza y pedimos dos.

Benxa tomaba como buen español; rapido y tendido, y esperaba que yo tomara a su ritmo, lo cual era imposible, pero lo intenté. Hablamos de cosas sin sentido mientras yo me preguntaba si había valido la pena ir con el. Una, dos, tres, cuatro, cinco; cinco cañas y vi como la bestia se calmaba, Benxa se convertía en cualquier hombre, ya no era el macho con ganas de cogerse a cualquier mujer de buen culo que se paseara por el mercado, se empezaba a ablandar como la fruta de Doña Almudena.

– Deja de hacerte el tonto y pregúntame de la Jacinta. Me dijo Benxa mientras pelaba un mani.

– No pues mi interés no es tanto, fue una cosa de la semana pasada, me llamo la atención y listo, no es una urgencia.

– Eso pues, es por que no sabes nada de ella. Pero puedo reconocer a los pijos como tu, ansiosos por conocer de otra vida, de otros tiempos, que, los hagan sentirse parte de un mundo real.

– No sabía que eras filosofo Benxa.

– Nada de eso pijin, nada de eso. ¿Entonces?

– ¿Entonces que?

– Quieres saber mas, quizá seas el primero que lo sepa todo.

– Pues si quieres….

– Conocí a la Jacinta hace 24 años, tu no habías ni nacido seguramente. Era una mujer de verdad. Yo aprendía apenas el oficio del pescadero. Mi padre, que en paz descanse, me iniciaba cargando bultos y repartiendo pedidos por todo el barrio. Hasta que un día me hizo subir hasta el piso 23 del edificio en el que vives y me abrió la puerta un maricón.

– ¿Como supiste que era maricón?

– Pues no lo se, lo adiviné, al igual que lo adivino contigo.

– Lo mío no es de adivinos, todo el mundo lo sabe.

-Pues eso es muy subjetivo.

– Bueno y ¿entonces?

– Pues le pedí a mi padre que no me enviará más a entregar pedidos al 23. Me asustaba la idea de que alguien pudiese auto-excitarse.

-¿Auto-excitarse?

– Pues si los maricas así son, digo me imagino, por que, si yo tuviera tetas y vagina no dejaría de tocármelas. Los maricas tienen polla y les gusta la polla, saca tus conclusiones.

– Jajajajaja (reí sin parar) , no mi Benxa eso no funciona así.

– Ese no es el punto. Mi padre disfrutaba de mi miedo y me mandaba cada dos días , aunque fuese para regalarle al marica un ramillete de perejil.

– Debió ser gracioso.

– Lo era.

– ¿Entonces?

– Hasta que se me hizo tarde para ir al 23 y pase ya de noche. Esta vez me abrió Jacinta. Fue una cosa de amor a primera vista. Al menos de mi parte, La Jacinta tenía la cara más preciosa que he visto hasta ahora, con ojos miel , pelo de gitana, cuerpo de botella, era una ilusión. Ella estaba a punto de salir y se terminaba de poner los aretes, tomo el pedido , lo arrojo en la nevera, tomó su bolso y cerró la puerta empujándome fuera del piso hasta el ascensor. Tenía unos tacos altos y era mas alta que yo, al menos 1.90 metros medía mi nueva obsesión. En el ascensor no dejaba de mirarla, ella se dio cuenta y me guiño el ojo, prendió un cigarrillo y emprendió su camino. Me pregunté a donde iría y la seguí……

Continuara….

Bueno Bye